Leer en distintos formatos es leer bajo distintas posibilidades.
Si nos fijamos en el medio, es decir, en el ambiente bajo el cual se ha creado, diríamos que el texto mismo se mantiene, no cambia el contenido sino el envase, como diría Daniel Cassany. Si un libro impreso es digitalizado, lo leeremos en el celular, en el computador, en una tableta o en un dispositivo creado solo para la lectura como ha sido la apuesta de Amazon o la Librería Barnes & Noble. El primero con su Kindle y el segundo con su Nook. De esta forma, llevamos el libro con nosotros; disfrutamos su lectura solo dependiendo de cuánto dure la batería o la carga del dispositivo.
Sin embargo, el ambiente digital puede tener características muy específicas. Por ejemplo, si el texto está en un periódico, el lector puede interactuar con el autor, dejar un comentario o hacer una pregunta. Las opciones llegan a ser múltiples: se puede compartir, se puede descargar y mantener, etc. Esta lectura permite una experiencia más rica en cuanto a la manipulación del texto. Y también, está sujeta a la intención del negocio digital.
El acto lector y el acto escritor han experimentado diversas opciones para el disfrute y la creación de un texto. Tanto así que una novela o un cuento puede ser escrito para un ambiente impreso pero se lleva al ambiente digital con unas propuestas diferentes que amplían la experiencia lectora como pueden ser los juegos, la participación para modificar la trama o incluso llegar a convertirse en uno de los personajes de la historia.
¿Qué pasa con la lectura literaria? ¿Estamos leyendo cuando interactuamos con un texto hipermedial (texto, imagen y sonido)? Sí. Cuando existe un vocabulario literario con una intensión estética definida, estamos ante una forma de literatura. Incluso entran en juego habilidades de pensamiento de alto nivel que requieren un entrenamiento propio del acto lector y el acto escritor. Existen organizaciones como la Electronic Literature Organization que viene apoyando este tipo de escrituras a nivel mundial. Una muestra de ello son las tres antologías que hasta el momento ha reunido. Esta apuesta por la creación digital que no deja de lado el valor literario anima a los escritores, nuevos y antiguos, a trabajar colaborativamente con diseñadores e ilustradores digitales para lograr trabajos interesantes (novelas, cuentos, videojuegos, etc.) a lectores que cada vez somos más exigentes.
En el caso de la biblioteca escolar, consideramos que la promoción de lectura debe contemplar permitir el acceso a esta lectura variada. Por ejemplo, a través de los textos enriquecidos que ofrece Maguaré o Fundalectura. No solo por la versatilidad con que pasan de las rondas a los cuentos -y demás géneros- sino por su calidad literaria y cultural que integra las regiones de nuestro país y exalta la riqueza de la tradición oral.
El uso de las nuevas tecnologías en la educación ha sido uno de los elementos y, a la vez, propósitos de la innovación en este siglo. Se mantienen las cuatro habilidades comunicativas (leer, escribir, escuchar, hablar) en un ambiente digital matizado por la inmensa demanda, la inmediatez y el fácil acceso. El punto clave es ser alfabetizado en la información y en los medios, como lo afirma Unesco porque determina nuestras percepciones, creencias y actitudes.
Las fuentes consultadas para esta entrada han sido:
Daniel Cassany. En_línea. Anagrama. Madrid, 2011.
Electronic Literature Organization. Antología de literatura electrónica.
Unesco. Media and information literacy. Themes for education.